ESTE TRABAJO ES UN INTENTO DE RECOPILACIÓN DE LO VIVIDO EN LA VOCACIONAL DE CERÁMICA PARA PRE ESCOLAR Y PRIMARIA EN UN COLEGIO PRIVADO EN LAS CERCANÍAS DE BOGOTÁ COLOMBIA. SUS HABITANTES HEMOS SIDO AFORTUNADOS DE VERNOS RODEADOS DE UN REDUCTO MARAVILLOSO DE BOSQUE ALTO ANDINO.
Desde hace dos años y medio estuve acompañando el proceso como profesora, la clase siendo una electiva, se alimentaba de los niños que por su propia elección estaban allí. En el colegio hay un horno para quemar cerámica a gas, el taller lo fuimos construyendo poco a poco con herramientas sencillas y sobretodo con mucha arcilla y creatividad.
La magia que surgió en los distintos momentos de la clase de cerámica ha sido una semilla para mi crecimiento personal y para el acercamiento de los niños a la arcilla como material y a la cerámica como proceso. Esta historieta recoge esas enseñanzas que fuimos descubriendo junto con los niños y que nos fueron descubriendo a nosotros mismos también.
Nicolás estaba haciendo una figurilla humana y en su abdomen muy cuidadosamente ponía rollitos diminutos para formar la columna vertebral, las costillas y las tripas de este personaje. Al ver lo que hacía no dije nada, me maravillé en silencio. Un rato después, volví para ver que había cerrado el abdomen del muñequito y le pregunté:
¿Nico, para qué lo tapas? Así no se ve todo el trabajo que pusiste dentro. El me respondió: No puedo dejarlo con las tripas afuera, no importa que no se vean, las nuestras están dentro y no se ven tampoco. Después de salir del horno las tripas de la figurilla humana estaban al aire. Nico me preguntó: ¿Lina, porqué se destruyó así mi muñeco? Absolutamente afectada por lo que había sucedido le respondí: No sé Nico, es un mensaje del fuego, no creo que se haya destruido tu muñeco, el fuego a veces saca lo que tenemos en lo profundo a la luz para que lo podamos mirar.
Nico fue de los primeros participantes en el taller, yo no había tenido antes la oportunidad de acompañar el proceso de conocimiento de la arcilla con niños. Ésta primera pregunta me descubrió hablando de aprendizajes profundos que yo había tenido en mi experiencia personal con la cerámica con almas tan sensibles como las de ellas y ellos.
A los chicos los he ido conociendo a través de sus manos, a través de la forma cómo se acercan al material, si les gusta o no. Si les es cómodo ensuciarse, usar mucha materia o poquita. Si les gusta hacer detalles y cuidar de cada pieza o si fabrican cosas gigantes o muchas pequeñitas. También he ido viéndolos a través de su relación con su propio trabajo, sus reacciones ante las grietas, los accidentes, las sorpresas.
Todos tenemos diferentes grados de tolerancia a la frustración y a la pérdida. Esto lo fui aprendiendo con ellas y ellos y poco a poco, a entender a cada uno para saber cómo responder a lo que se iba pasando. Aún así, las veces en que abrí el horno y todo había estallado en miles de pedacitos fueron momentos de un potente aprendizaje colectivo sobre la pérdida y la destrucción inefable del fuego. Las palabras no pueden cubrir la totalidad de las emociones allí envueltas, de allí vino la necesidad de hacer rituales para sobrellevar esas pérdidas; para entenderlas, para transformarlas en nuevas creaciones y sobretodo en nuevos aprendizajes sobre el hacer. Todo a través de la vivencia del poder de los elementos con los que se entablan relaciones y diálogos al trabajar el proceso cerámico.
DE ESOS HORNOS ESTALLADOS RECUERDO EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO. EL SONIDO DE PEDAZOS DE CERÁMICA CAYENDO EN AVALANCHA AL ABRIR LA PUERTA.
La última destrucción fue tan masiva que no hubo manera de rescatar la mayoría del trabajo allí puesto. Compré chocolates y mientras los comíamos, narré los acontecimientos dentro del horno y luego fuimos sacando los pedacitos de dentro y los llevamos al bosque a enterrarlos. Después, lo que sucedió fue mágico, arqueológico, ritual, los chicos habían armado una tumba colectiva llena de flores, un mandala de tiestos de cerámica dentro de la tierra.
Del primero rescatamos muchas piezas usando pegante, dedos llenos de silicona y piezas medio remendadas, nos hicimos un lío juntando fragmentos y tratando de explicarnos qué había pasado.
Supimos que había sido un gran volcán el que había estallado dentro del horno rompiendo el resto de piezas, hablamos del él y de cómo nos había permitido aprender sobre la destrucción. Sobretodo le cantamos, con ramitas en las manos, el ritual se configuró alrededor de Salomón, que había hecho el volcán, y de todas las piezas enterradas. Cantamos para despedir ese trabajo agradeciéndole al fuego y a la tierra por los aprendizajes que nos habían dejado para continuar construyendo de manera más consciente.
Afortunadamente hubo muchos hornos que salieron completos y recordando las experiencias de destrucción antes de llenarlos, fuimos a saludar al fuego y a encomendarle nuestro trabajo. La magia de la trasformación de la materia siempre ha sido una fiesta en el taller de cerámica, el sonido de loza cocida, sus texturas y sus nuevos colores generan exaltación en todos, la energía del fuego. Durante estos años hemos hecho dos exposiciones de estos resultados durante el día de la familia.
Este cómic es una recogida de las múltiples conversaciones que han sucedido entre los chicos y la arcilla, entre los chicos y yo y también mi propia conversación con la arcilla. Habla desde el nosotros porque cada uno ha participado de ese diálogo con el barro.
ALGO DE LO QUE HE PODIDO RECOGER, AL ACOMPAÑAR ESA MULTIPLICIDAD DE DIÁLOGOS, ES CON LO QUE ESTA PEQUEÑA HISTORIA SE HA CONSTRUIDO.
He tomado fotos de las piezas acabadas al salir del horno, en exposición y de algunas partes del proceso de construcción de éstas. A partir de esas memorias de las piezas ya acabadas y las que están en proceso surgieron muchos dibujos del cómic que se presenta a continuación.
Le mostré a los chicos el primer borrador del cómic y a partir de él, planteé una dibujada colectiva que tenía como tema el taller de cerámica. En fichas bibliográficas, dibujaron pedazos de arcilla, partes del proceso de reciclado, el horno, piezas y sus historias, hicieron dibujos hasta de mí.
PROCESOS.
De lo que sucede en los diferentes estados de la arcilla, momentos del proceso cerámico.
IMAGINARIOS.
De las imaginaciones sobre la arcilla, su origen, el horno, las situaciones de taller.
HISTORIAS.
De piezas construidas y su destino real o imaginario, ficciones del taller.
A partir de los temas y la forma de sus dibujos dibujé este cómic que ha sido revisado varias veces con los chicos y ha intentado recoger sus apreciaciones, ideas y correcciones.
Este video es un tejido de la energía de la destrucción y el ritual vividos en las clases de cerámica.