Un territorio escondido renace cuando quemamos lo que no sirve y nos ata,
eso que callamos e inerte deja nuestro interior, muda la voz de voces que habita nuestro ser.
Sé fuego, sean cenizas los siglos que acallaron nuestra historia,
sea fuego encendido las muertes que nos hicieron esclavas.
El siguiente texto expone parte del trabajo final del diplomado de Antropología del Arte (2018), que dio lugar a la primera Exposición Interdisciplinaria de LUME creada por Beatriz Blanco en la que colaboraron Brenda Espín (percusión), Paloma Infestas (danza), Andrea Saucedo (Fotografía y videoarte) y Beatriz Blanco (poesía, fotoperformance, acciones poéticas e instalación). La muestra se realizó el 17 de noviembre del 2018 en Epicentro Espacio Cultural en Monterrey, Nuevo león.
LUME significa fuego en gallego y es el elemento central que la artista utiliza para evocar la posibilidad de transmutar y sanar los diferentes introyectos y fronteras, socialmente establecidos y delimitados, acerca de qué debe, o no, encarnar una corporalidad leída como femenina.“Identificar aquello que en nuestra subjetividad no ocupa lugar, permitirse florecer, desbordarse, ser lava, habitar (se) en cada una de nosotras, y, en ninguna. Fuego que emerge desde los lugares más inhóspitos de nuestra existencia. Desdibujar la propia imagen, las mascaradas de ayeres no vividos, de experiencias no digeridas. El deber ser que asfixia y ciegas nos deja”.
El proyecto artístico que da lugar a la Exposición Interdisiciplinaria LUME surge de la necesidad de Beatriz Blanco de reapropiarse de diferentes aspectos que en su cotidianeidad desbordan el concepto universal Mujer. A través de la exploración de gestos y objetos previamente elegidos, realiza un performance ritual en el jardín de Andrea Saucedo, con la intención de realizar un ejercicio íntimo de reapropiación identitaria en el que el uso de la fotografía y el video fungen, como otro, con el que dialogar y reconocerse para integrar aquello que ha sido negado y mutilado.
A continuación, se describe la experiencia del performance ritual y el proceso creativo de la composición fotoperformatica Márgenes excéntricos, junto con, una breve descripción de los diferentes índices que conformaron la exposición, las acciones poéticas El Susurrador de poemas y Autocuidado radical, la instalación Habitar el desborde y un conversatorio sobre la experiencia de los participantes en la exposición. Los índices refieren a las diferentes agencias que pueden darse en el proceso creativo, los cuales implican, diferentes manifestaciones estéticas, simbólicas, epistémicas, emocionales y cognitivas. En este sentido, las diferentes personas que observan una imagen, que escuchan un poema o que experimentan un acto performático, intervienen en las obras, y estás, a su vez, generan un dialogo con la audiencia. Todo receptor de un producto cultural tiene una participación activa, tanto emocional como cognitivamente y, a su vez, ese índice actúa sobre su corporalidad, sus emociones y su psique (Tovar, 2009). A continuación, los índices anteriormente mencionados:
- Performance ritual.
Los elementos utilizados en la primera secuencia del performance ritual son una falda hasta los pies de color morada y, una combinación negra que deja al descubierto parte del torso. Ambas simbolizan una intimidad erótica y espiritual que, junto con el uso del tambor oceánico, fungen como dispositivos de iniciación del performance ritual. En un lateral de la escena performática se sitúa un espejo, canal de interrelación y conexión con los y las otras.Sobre los que proyectamos y son (somos) reflejo, que nos ayuda a observarnos y, desplazar, las normativas encarnadas (las propias y las exógenas). Una mirada a nuestra corporalidad desde una performatividad que sentimos no tiene espacio socialmente en un espacio protegido.
La exploración de estos elementos da paso, progresivamente, a una triada dialéctica entre 1) el espacio (la tierra, los árboles, el aire, las sombras, los aromas), 2) Andrea Saucedo (la fotógrafa) y 3) el acto comunicación que realiza con los diferentes objetos. Poco a poco, se consigue una integración de los diferentes espacios, actores y objetos en una misma vivencia. Un acontecimiento artístico, un canal como un continuo vivo; que implica la recepción y agencia de los objetos, las acciones o gestos realizados, la negociación material y de signo de las corporalidades, como también la vivencia en términos tanto físicos, como emocionales o cognitivos (Ericka Fisher, 2014).
En la segunda secuencia del performance ritual se utiliza como contradispositivo artístico el uso de diferentes gestos que, llevados hasta el extremo, en diferentes tiempos y potencias encarnadas, permiten sentirlos e incorporarlos. Los movimientos realizados son emociones y acciones que suelen estar censuradas en la sociedad como el enfado, la desobediencia o la ira. Brazos, que, por momentos, fungen como arco y flecha que es disparada con la determinación, claridad y velocidad de una arquera, una amazona audaz, que de nuevo se vuelve excéntrica en la sociedad actual al no encajar en los cánones hegemónicos. Una suerte de autorrepresentación que genera una reapropiación de un cuerpo individual que está conectado a un cuerpo social. El cual es mutable según el espacio, la geografía, la edad o la corporalidad que habitemos. Volátiles y mutables identidades en la totalidad inacabada que habitamos.
El uso del fuego, es central en la tercera secuencia del performance ritual. Refiere al acto creativo y a la energía sexual como motor del mismo. El fuego que arrasa con su poder y crea vida, que transgrede y transmuta desde las cenizas hacia lo fértil, a la vez que ilumina. Como se ha mencionado con anterioridad, las diferentes facetas incorporadas, a partir de movimientos corporales, en el performance ritual simbolizan matices de lo excéntrico encarnado, aquello que desborda la norma. La integración del fuego en el mismo funge como el elemento que libera, hacia las múltiples posibilidades de ser al convertir en cenizas lo que ha quedado estéril, muerto, para que podamos florecer acompañados por un haz de luz que nos sirve de guía.
Otro elemento central en la tercera secuencia del performance ritual es una pantalla de serigrafía, que simboliza la apropiación identitaria como artista y, en el performance ritual, se tornó un ejercicio de maternaje respecto a mis creaciones, también simboliza el autocuidado desarrollado a partir del acto creativo y la sanación que el mismo genera. La pantalla es la portada de mi primer libro Limpio Olfatos Violentos (2015). El performance ritual finaliza con mi cuerpo sobre la tierra con los brazos abiertos en la misma. Evocando el descanso las continuas muertes que encarnamos.
En el performance ritual descrito el uso de diferentes movimientos corporales como gestos, actitudes, el uso de vestuario u objetos, posibilita crear espacios de creación experimentales y dialógicos. Un habitarse desde un vacío de certezas, de significados, registros emocionales, así como de procesos cognitivos y corporales. Este vacío de certezas supone el encuentro con una misma, que devela múltiples facetas y matices que también son dinámicos. Los diferentes desplazamientos identitarios son posibles a partir de los gestos y elementos elegidos, la vivencia que se experimenta en el performance ritual y, el contacto con otra persona. Este aspecto último permite un acto comunicacional, bidireccional, donde se genera un diálogo reflexivo que permite profundizar en la metacognición de lo vivenciado.
- Composición fotoperformática: márgenes excéntricos.
Márgenesexcéntricoses una composición fotoperformatica creada a partir del registro realizado en el performance ritual anteriormente mencionado. El objetivo de la misma es desarrollar una estructura narrativa que cuestione y confronte los imaginarios colectivos respecto al género normativo, a partir ocho autorrepresentaciones, cada una acompañadas por un texto. La autorrepresentación de las mujeres deriva de la tensión encarnada entre los discursos hegemónicos sociales y la autoconciencia de un sí misma, que excede a la representación cultural del género; ambas “coexisten simultáneamente y en contradicción” (De Laurettis, 2000, p.272). Los textos que acompañan a las autorrepresentaciones fungen como conector con la audiencia para lograr el contradispositivo artístico deseado y a la vez,recuperan las obras de feministas históricas, poetas y artistas como Mary Wollstonecraft, como Audre Lorde y Louise Bourgeois, entre otras.
La primera pieza se llama Fuerza. En ésta se observa una representación de una corporalidad leída como femenina encarnando una actitud de desafío y rasgos de agresividad en su mirada. La boca permanece abierta enseñando los dientes como en posición de ataque. El significado de la autorrepresentación es de fortaleza, la intención es reapropiarse de la posibilidad de accionar desde la defensa y el ataque, como medios necesarios de supervivencia. El discurso que amplia esta imagen es la posición tradicional de lo femenino como pasivo, débil, sin criterio ni derecho de autodefensa.
La segunda pieza se llama Vulnerabilidad. Muestra a una mujer recostada sobre sus piernas, agachada con sus brazos rodeando su cuerpo, abrazándose. Los gestos de la cara son relajados, sus ojos están cerrados y su rostro apunta al suelo, la posición es de recogimiento. Se observan los pies descalzos sobre la tierra. Suscribe a la vulnerabilidad como un acto de fortaleza donde las emociones, el descanso y la compasión tienen cabida y son fundamentales para el autocuidado. La intención narrativa es cuestionar la identificación social de lo sensible como débil.
La tercera pieza se llama Maternaje. En la misma se visualiza a una mujer con el pelo suelto, el torso desnudo y sobrepuesto en él una pantalla de serigrafía. Su mano derecha se muestra abierta a la altura de su corazón, apoyando la pantalla sobre sí misma. Su mano izquierda sostiene la pantalla en su parte inferior con un gesto que apenas roza la pantalla. El rostro mantiene una expresión relajada, hacia dentro, con ojos y boca cerrada. El objetivo de la pieza es cuestionar la obligatoriedad de la maternidad en las mujeres y el rol del cuidado de otros.
La cuarta pieza se llama Creatividad. En esta pieza se observa el pecho desnudo de una mujer, en sus manos se encuentran dos veladoras de cristal que facilitan un juego de sombras y luces, así como diferentes transiciones lumínicas en la corporalidad. La parte más iluminada se encuentra en el ojo izquierdo que es, permaneciendo la mirada fija hacia el horizonte, uno de los dos focos centrales de la imagen. El otro se encuentra entre el pecho y el ombligo, a la altura del último. El lado derecho del rostro es apenas imperceptible. El contradispositivo refiere a un desnudo que transciende la sexualización de la corporalidad femenina, focalizando la atención en los aspectos anteriormente descritos. Respecto al uso de la autorrepresentación sugiere el concepto de fuego, una mujer fuego como totalidad, en la que conviven luces y sombras.
La quinta pieza se llama Lucha, en esta imagen el rostro desaparece y el punto discursivo lo mantienen la desconfiguración de las manos y dedos, creando un espacio de escudo y prisión en el mismo movimiento con rasgos de tensión entre ambas. En el performance ritual la vivencia capturada es la lucha por desprenderse de introyectos culturales, sociales, familiares que han oprimido, asfixiado y la han encarcelado en ocasiones. Una lucha por permitirse ser, más allá de las exhortaciones exógenas interiorizadas.
La sexta pieza se llama Límites, en ésta se observa a una mujer sentada con los pies descubiertos en el suelo, la mirada al lateral y las manos al frente delimitando el espacio. Su torso muestra una combinación de encaje negro. El contradispositivo refiere a la posibilidad de no hacer concesiones, de ponderar el NO como recuperación de una misma en el acto cotidiano.
La séptima pieza se llama Retorno. En esta imagen se capturan los dedos de unas manos que surcan la tierra, y se mimetizan en un suelo decorado por pétalos, restos de corteza y tierra mojada. La narrativa de esta pieza refiere a la tierra como ancla y retorno, un alto para volver a comenzar.
La última pieza se llama Inacabado, en la misma se muestra un espejo que refleja un brazo extendido con una mano sobre él y, a la vez, se ve aquello que el reflejo no logra percibir (una mano extendida que direcciona al frente como una flecha a punto de ser disparada). El paisaje que rodea al reflejo, son ramas en la tierra, pétalos de bugambilias, un tambor oceánico y una tela morada que no logra definirse. La narrativa que sugiere esta pieza, es por una parte la sucesión de finales y comienzos que vivimos y, por otra, los múltiples reflejos que no logran captar la totalidad de las acciones. El texto que acompaña al fotoperformance refiere al espejo como un medio de aceptación de una misma.
- Índices de la Exposición Interdisciplinaria LUME (2018).
“Se radical, quiérete hasta que la ternura te inunde, las voces se apaguen y un aliento sonoro de interna y sutil gratitud te acompañe. Sé radical, cuídate, quema cada nota al pie de página que escupe amargura”
Susurrador de poemas. Tiene el objetivo de sensibilizar a la audiencia produciéndole una experiencia sensorial a cada asistente de forma individual, un encuentro poético uno a uno. A cada persona que entró en la sala de la exposición le pedí que me diera un numero (1, 2 o 3). Dependiendo de la respuesta leí un poema de uno de mis tres trabajos poéticos. Éstos fueron leídos al oído utilizando el susurrador de poemas. Después les pedí que cerraran los ojos y acerque un aceite esencial a su rostro para que pudieran olerlo. En algunos casos les ponía en las manos algunos objetos como flores, para que también pudieran despertar el sentido del tacto, al terminar di la bienvenida a la exposición a cada participante.
Autocuidado radical. Esta acción poética tuvo el objetivo de devolver el protagonismo de la experiencia a la audiencia, aludiendo a que la exposición era un canal, del cual eran participantes. El poema utilizado fue creado en el proceso de elaboración de los diferentes índices que hicieron posible la exposición. La acción poética consistió en elegir a cinco mujeres de la audiencia, entregarles una rosa cada una y una parte del poema. Después pedirles que leyeran el poema Autocuidado radical entre todas. Para dar cuenta de que los discursos vertidos no eran experiencias individuales aisladas, sino parte de un cuerpo social de las que ellas también formaban parte.
Habitar el desborde. En el centro de la sala se situaron sillas vacías, sin ser un dispositivo artístico pensado con anterioridad, fungieron como objetos de la misma exposición. Parecía que guardaban la ausencia de otra audiencia que no asistió. Las personas esperaban fuera o de pie, pero no se sentaron hasta que se dio explícitamente lugar a la proyección de videoarte. El video arte que se generó y proyectó contenía tres piezas. En la primera se visualizaba una performance improvisada de danza, percusión y el poema Hogar. En la segunda pieza se genera una de las fotos realizadas por Andrea Saucedo y es acompañado del poema Sin atisbos de autenticidad. La tercera pieza es el videoarte realizado por Andrea Saucedo partir del performance ritual y la poesía de Son tus Cantos. La instalación constó de 3 altares, uno de ellos en el centro de la sala el cual contenía flores blancas rodeando una cobija azul y negra sobre la que reposaban un ramo de rosas rosas, con una veladora en el centro. Este altar supuso una aportación mística y tenue, en especial, en el momento de la proyección del videoarte cuando se apagó la luz, También se tornó un elemento esencial para la integración de ambos lados de la sala.
En el lado derecho de la sala, se situaban dos mesas con diferentes elementos sobre una tela morada. En la primera se ubicaba un espejo acompañado de textos de diferentes autoras a modo de contradispositivo. Después se situaban diferentes imágenes creadas con elementos naturales que aludían al mar, a la tierra, acompañados de pétalos secos, flores, sal, cristales y espinas de rosas. También un cuenco en el que se podía observar un hueco a través de la tierra que contenía. La siguiente mesa tuvo dos piezas centrales. La primera era la sucesión de cuatro vasos que contenían diferentes elementos. El primero estaba vacío, el segundo tenía una fina capa de sal y una composición de rosas violetas. El tercer vaso contiene tierra. El cuarto vaso es el compendio de los otros tres, comienza con sal gorda, después sal fina, tierra y agua sobre pétalos. Debajo se situaban tres poemas: Las reconozco, Elegir y Brújula.
Conversatorio con la audiencia. El objetivo del mismo fue que la audiencia tuviera una participación activa dentro de la exposición y que se pudiera tejer un dialogo multidireccional. A partir de diferentes preguntas que se realizaron. Los participantes respondían voluntariamente sobre su experiencia. Algunas de las experiencias que compartieron fueron el recuerdo del lugar de origen, un amor del pasado, la reflexión sobre las discriminaciones y opresiones que muchas personas viven a diario. Conexión con la fiesta de día de muertos mexicana. Contraste entre la composición fotoperformatica que le generó fuerza, agresividad, coraje y el resto de la instalación que era más suave, más delicada. También una persona expuso que los cristales de la instalación le recordaron parte de su dolor, de dolores pasados y que era lo que más le había llamado la atención. Que para ella la exposición tenía que ver con lo femenino, sin ser hombre o mujer, lo construido socialmente como femenino.
BIBLIOGRAFÍA
Agamben, Giorgio (2011). “¿Qué es un dispositivo?”. Sociológica, año 26, núm. México, 73. pp. 249-264.
De Lauretis, Teresa (2000). Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo, Colección cuadernos inacabados, No. 35, Madrid, Editorial Horas y horas.
Fisher-Lichte, Erika (2014). Estética de lo performativo, Madrid, Abadaba Editores.
Tovar, Patricia (2009). “Arte y aprendizaje. Apartado 1, Cap 1”, tesis doctoral, México D.F. , CIESAS.