Comunidades temporarias: Propuesta para organizar colectividades

por Marga Sequeira Cabrera

Marga Sequeira Cabrera

sequeiramarga@gmail.com

 

Introducción

La comunidad de La Isla es un barrio que pertenece al Cantón de San Vicente de Moravia, provincia de San José, Costa Rica. Desde el año 2015, como iniciativa de la Oficina de Gestión Cultural de la Municipalidad de Moravia, se han venido desarrollando una serie de talleres y actividades de formación artística; por iniciativa de la Asociación de Desarrollo Integral[1] (ADI) de la comunidad, en el año 2019, surgió la idea de configurar su propio proyecto artístico, desde de las necesidades y deseos de quienes viven en el barrio.

El colectivo de mediación al cual pertenezco, LaRuidosaOficina, fuimos invitadas a plantear un proyecto de acompañamiento a esta ADI a través de metodologías artísticas. Para efectos de esta discusión, mi interés es presentar la metodología de trabajo que las Ruidosas establecimos para llevar a cabo este proyecto, bajo el nombre de “comunidades temporarias”. Para este texto, el objetivo es alimentarla con una serie de conceptos tomados de la Antropología del Arte que permiten darle fundamento teórico a nuestros procesos de trabajo.

 

La Isla

La Isla recibe este nombre porque es una porción de tierra rodeada por tres ríos, a su alrededor se presentan dos cañones profundos y una pendiente.  El acceso a la comunidad depende de dos puentes y de un camino que se conecta con una de las principales autopistas del país.

Hacia el norte se observa la vista de las montañas que frenan los vientos del Caribe, aunque el Mar sí está bastante lejos, a más de 200km de distancia. De esa zona, la del cañón, se perciben olores de cloacas, de procesamiento de residuos humanos mal manejados y se observa también que sus linderos son depósitos de basura improvisados. Sin embargo, la vista de las montañas es impactante, a pesar de los cafetales y tierras en abandono, la Cordillera Volcánica Central, no pierda protagonismo.  Justo al frente pasa la calle principal del barrio y sobre ella y a lo largo, se distribuyen muchas casas.

Es un barrio de personas de clase trabajadora, bastante cercano al centro del cantón, aunque sí alcanza a percibirse la brisa de las montañas. Como en el resto de los barrios urbanos y periféricos del país, el narcotráfico es sensible y patente, a través del comercio a pequeña escala, de focos pequeños de crimen organizado y se manifiesta en un aumento de la inseguridad y un desestimulo del uso del espacio público.

La ADI con este proceso desea poder involucrar a toda la comunidad en las actividades del barrio, que las personas se sientan identificadas con La Isla y que los niños y las niñas pueden vivir en un mejor ambiente, más seguro, agradable, con más naturaleza y con apropiación del espacio público.

Antropología del arte: Agencia + Diálogo

Me interesa la Antropología del Arte para dotar de contenido teórico esta propuesta, porque como comenta Patricia Tovar, es una disciplina que no se ocupa de los objetos artísticos en sí, sino de hacer inteligible la manera en que los objetos artísticos emergen como una forma de relación entre personas y cosas; y/o entre persona y persona. (Tovar, 2009)

Es una idea compartida con la mediación crítica, donde ni el objeto artístico en sí, ni su autor/a son el objeto de investigación, pues lo importante son las relaciones, las conexiones, los vínculos, que ese objeto pueda proporcionar para el acercamiento a otro espacio o a otra forma de conocimiento. Personalmente me interesa aún más reflexionar acerca de cómo funciona una colectividad que piensa y trabaja alrededor de metodologías de prácticas artísticas, que pensar en la relación entre el resultado de esa práctica y esa colectividad; es decir, reflexionar en torno a los procesos colaborativos que las prácticas artísticas puedan propiciar.

Desde la educación, la sociología, la psicología, la filosofía y la antropología, a diferencia de la historia del arte, se entiende la creación como un proceso colectivo. Howard Becker en su libro Art Worlds, plantea lo artístico “como el resultado de una cooperación conjunta y de un entramado de relaciones en muchos niveles”. Utiliza el concepto de “mundos del arte” como el equipo de personas que cooperan en distintos niveles y con diversas actividades, para finalmente generar una producción artística; con esto establece que el arte no se produce en soledad, sino que se necesita de otros (…), se dirige a otros, y se inscribe en un entorno social. (Idem)

 

El concepto de agencia hace referencia a la capacidad transformadora, comunicativa y expresiva que ejercen los objetos artísticos sobre quien interactúa con ellos, independientemente de las intenciones de quien los haya producido. También permite abordar lo artístico como una forma de pensamiento, como una metodología que tiene una intencionalidad pedagógica, comunicativa, transformativa, etc; y al estar separada de los intereses técnicos o estéticos de la producción de un objeto de arte, permite un acceso más universal a las prácticas artísticas.

El concepto es acuñado por Alfred Gell, un antropólogo interesado en los efectos de los artefactos sobre las personas. La agencia de las imágenes se puede definir como ese poder que tienen para comunicar y generar acciones en respuesta, es esa posibilidad de interpelación y de diálogo.

El diálogo, como base metodológica de toda la propuesta, deriva del concepto del diálogo como meta teoría, o cómo encontrar formas de convertir al diálogo en una propuesta transversal de trabajo. Como menciona Dora Fried Schnitman “Aunque la forma monológica haya nutrido por siglos un hábito de pensar sin autoría, la inclusión de la construcción social y los procesos generativos emergentes nos reorienta hacia el diálogo y una ecología de la creación” (Schnitman, 2012).

Para esta misma autora, en el diálogo tiene lugar una expresión plural, diversa; en la que la indagación deviene un instrumento para la creación por sus mismas características de inestabilidad. Como se trata de un proceso generativo, emergente y siempre recíproco entre interlocutores, el resultado final no puede ser la única referencia para medir el éxito del proceso, sino que durante éste surgen múltiples caminos, soluciones, encuentros y acciones, que pelan a los ritmos y necesidades de una colectividad (Ídem).

En el caso de nuestro diálogo con la comunidad, este será mediado con una serie de dispositivos artísticos (herramientas, ejercicios y provocaciones) que provienen de las artes visuales contemporáneas y del arte escénico. La selección de los dispositivos no es arbitraria, sino que responde a una necesidad de nuestro colectivo, de promover espacios para la reflexión y el cambio social (y también personal).

 

La propuesta

“Comunidades temporarias” se conforma de cuatro sesiones de trabajo que están dividas en dos fases: las primeras tres corresponden al diagnóstico y la última al diseño del proyecto. En las primeras tres sesiones se plantea un dispositivo artístico diferente para cada una, el cual, conlleva en sí mismo tanto un ejercicio como una forma de registro. La última sesión es una propuesta que surge a partir de todas las observaciones y de la relectura de la documentación, en la cual, mostramos posibles proyectos artísticos que puedan desarrollar, junto con imágenes de referencia, un presupuesto y contactos de personas que puedan llevarlo a cabo.

La documentación poética es la forma en que realizamos el registro de las sesiones.  Esta forma particular de documentación es simplemente la organización del discurso en otros lenguajes, otros formatos y otros soportes.  Permite comprender y comunicar de manera no lineal y polifónica. Nos permite ver y oír varias líneas melódicas a la vez, separadas y juntas. El registro poético es tanto dialógico como artístico, es una doble herramienta de exploración que permite la intervención de la palabra, el sonido, la imagen, el movimiento. (Tovar, 2019)

 

Dispositivos:

  1. La Cartografía expandida:

Para la primera sesión se propone realizar un mapeo afectivo del barrio a través de la utilización de la cartografía expandida

Los Iconoclasistas son un colectivo argentino conformado en 2006 que mezclan las prácticas de las ciencias sociales con prácticas artísticas y con espacios colectivos. Se han dedicado a reflexionar sobre el mapeo y construir una herramienta colectiva que pueda ser replicable y adaptable. La importancia que le confieren a esta práctica, que utiliza una serie de herramientas visuales, iconográficas y de comunicación, “es la posibilidad de repensar el espacio social en el que se muestran los flujos afectivos y vivos de los sujetos que establecen relaciones, itinerarios, diagramas”. (Longoni, 2014)

Su herramienta permite hacer visibles los problemas y las necesidades de un territorio, así como sus efectos sobre las corporalidades que lo habitan. También conecta y relaciona formas de resistencia dentro de ese territorio, espacios seguros y habitables. Mapear también implica articular una inteligencia colectiva, consensuar y poner sobre el papel lo que en la comunidad se vive y se sabe. Finalmente, el mapeo es una acción, es una práctica. (Villani, 2015)

Con el mapeo nos contextualizamos con la historia del barrio y con su presente, nos permite conocer la dinámica y nos ubicamos en sus sectores. También nos ayuda a acercarnos a la cotidianidad de las personas con las que trabajamos, porque esa cotidianidad es la que nos permite entender las necesidades, pero también los recursos con los que cuentan.

 

 

  1. Dibujo + Collage:

La segunda sesión tiene la intención de estimular la imaginación individual, de potenciar la capacidad de crear a partir de imaginar mundos y realidades imposibles; el vehículo para activar este recurso será el dibujo.  El dibujo es una de las técnicas artísticas más antiguas y que menos materiales requiere: una hoja en blanco y una herramienta de grafito, carboncillo, o color permiten plasmar formas, ideas o imágenes mentales. Es una forma de expresión universal y es también el principio de la escritura.

La premisa para dibujar es imaginar un lugar feliz, un espacio en el que quisieran estar, un lugar ideal con todas las cosas ideales que imaginan para sus entornos. Después compartimos las imaginaciones con todo el grupo para encontrar deseos en común.

El collage es una técnica en la que se corta, se pega y se superponen diversos materiales como papeles, revistas, pinturas, colores, fragmentos, formando una composición nueva.  Con el ejercicio del collage, además de compartir algunas herramientas de composición y de lenguaje visual, nos interesa aterrizar esas imaginaciones a partir de imágenes concretas, que tienen la posibilidad de ser transformadas al yuxtaponerlas, cortarlas, pegarlas, rayarlas, etc.  En este ejercicio se plantean uno o varios temas de los que se hayan hablado la sesión anterior y se construye un collage con imágenes que describan deseos posibles de llevar a cabo en el barrio.

Tanto el dibujo como el collage consisten en herramientas de trabajo manual. Iván Ilich, un educador puertorriqueño, inspiración para el centro de formación artística Beta-Local, apelaba a la necesidad del automatismo, de realizar una práctica repetitiva para poder liberar el pensamiento y en el sentido que nos convoca, permite activar la imaginación y la creatividad. (Marxuach, 2012).

  1. La Deriva:

La tercera sesión tiene el propósito de recorrer el espacio físico de la comunidad, de visitar los lugares que fueron mapeados como “tesoros de la comunidad”, para poder observar la cartografía afectiva en el espacio y para poder definir los límites y las posibilidades del barrio, pero también sentirlo e incorporarlo a toda la información anteriormente suministrada.

El ejercicio en sí consiste en caminar en línea por el barrio, una persona detrás de la otra. La primera es siempre la que guía, nos conduce en silencio y sin información al lugar que ella eligió, al llegar a él, esa persona nos cuenta por qué lo escogió, las otras personas también pueden dar información sobre el lugar. Al continuar, esa persona que guiaba pasa al final y una nueva persona se coloca al frente, para guiar al grupo en silencio y sin información, así hasta completar un lugar significativo por persona. Durante el recorrido se toman fotografías, se graba audio o video, o se dibuja.

El ejercicio de derivar implica partir de la incertidumbre, pero también de la confianza. En términos metodológicos la deriva puede funcionar como un instrumento horizontal y experimental de exploración transversal de las esferas urbanas, psíquicas y culturales, con atributos lúdicos, colectivos y colaborativos. (Montañez) Una característica particular es su transdisciplinariedad, que permite que otros conocimientos y disciplinas extra-artísticas atraviesen esta actividad. Puede ser utilizado como un ejercicio para trabajar diversas temáticas. Al respecto, Amieva Montañez plantea que “La deriva puede entenderse como un laboratorio nómada que investiga mediante prácticas de desorientación e intercambio de perspectivas diversas clases de entornos.” Esos elementos de inestabilidad permiten la recuperación de facultades que los adultos occidentales hemos ido perdiendo, como la imaginación y la creatividad.

La clave de la deriva es la posibilidad de tomar distancia de la cotidianidad a través de un cambio en la mirada, en el posicionamiento o en la disposición de ánimo, y en encontrar nuevos modos de entender, percibir y habitar ese territorio.

 

Observación

En nuestra propuesta mezclamos principios y herramientas del arte contemporáneo, junto con métodos dialógicos, colaborativos y participativos, dirigidos a un trabajo comunitario. Desde esta experiencia inicial con la Isla, percibimos que esta mezcla de elementos nos permitió desarrollar procesos que parten de la comunicación y el contexto, que no son impositivos y evitan ser excluyentes. Los resultados surgen de la exploración libre pero también de la autocrítica con los procesos de investigación.

A partir de los intercambios, los diálogos, los desacuerdos y todas las conversaciones surgieron ideas, propuestas y proyectos que no habrían surgido, en una reunión de la ADI  y esto es tanto evidencia como resultado de otras formas de investigar y crear, que pasan por la vinculación entre prácticas artísticas y espacios inclusivos.

Finalmente, creemos en que desarrollar un proceso artístico colaborativo en un espacio comunitario, tiene la capacidad de generar herramientas de expresión, comunicación, y de resistencia; permitir el encuentro, la convivencia y la construcción de tejido social, las cuales existirán y funcionarán más allá de los proyectos artísticos pensados. Esta posibilidad del encuentro y el diálogo, funciona porque está mediada por objetos/dispositivos artísticos, los cuales cuentan sus propias historias.

BIBLIOGRAFÍA

 

Holmes, Brian. «El dispositivo artístico o la articulación de enunciaciones colectivas.» Arte, máquinas, trabajo inmaterial. (Brumaria), 2016.

Luna, Sergio Martínez. «La Antropologia, el Arte y la Vide las Cosas. Una aproxiación desdel Art and Agency de Alfred Gell.» Revista de Antropología Iberoamericana (Antropólogos Iberoamericanos en Red) 7, nº 2 (Mayo-Agosto 2012): 191.

Longoni, Ana. Manual de mapeo colectivo. Hacia un Atlasa colectivo. Editado por Revista Ñ. Buenos Aires, 22 de Febrero de 2014.

Marxuach, Michelle. «Buscando instrumentos para la convivencia.» Herramienta generosa. Vol #1 (Beta-Local) 1 (2012): 8.

Montañez, Monica Amieva. La deriva situacionista como herramienta pedagógica. Barcelona: Universidad Autonoma de Barcelona, 2014.

Plana García, Laura. «Actionart.» Cartografías del no-lugar. 2012. Editado por Caixa Forum. http://www.geifco.org/actionart/actionart03/secciones/1marca/articulistas/laura/index.htm (último acceso: 10 de Enero de 2020).

Schnitman, Dora Fried. «Procesos generativos en el diálogo: complejidad, emergencia y auto-organización1.» Plumilla Educativa (Universidad de Manizales), 2012: 61-73.

Tovar, Patricia. Documentación poética. México, Agosto de 2019.

Tovar, Patricia. Etnografía dialógica y etnografía artística. México, 2019.

Tovar, Patricia. «La Antropología del Arte como Campo Interdisciplinario.» Arte y Aprendizaje. Apartado 1, Cap 1 de Tesis Doctoral CIESAS. Ciudad de México, 2009.

Villani, Guille. «Aprópiese del mapa.» Guarnin!, nº 03 (2015): 1.

[1] Las Asociaciones de Desarrollo están conformadas por vecinos que deseen realizar acciones para mejorar las condiciones sociales, económicas, culturales y ambientales del lugar en el que viven y reciben presupuesto, apoyo y capacitación de una entidad llamada DINADECO (Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad).

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