WARMI
((mujer, en aymara y quechua)
Naara Arnold
“El Chacha-warmi (hombre-mujer) es un concepto utilizado en la cosmovisión andina en general y especialmente en las culturas aymara, quechua y uru referido al código de conducta basado en el principio de dualidad y de lo complementario.”
El retrato, aunque es un género tradicionalista tiene el potencial de sintetizar en una imagen muchos mensajes. Como retratista considero que el desafío del artista es capturar, en un objeto lo intangible, aquello que representa el todo que compone una persona. No solo lo físico representa a una persona, sino también su espíritu.
En Tarija, la mayoría de los puestos del mercado “El Molino” pertenecen a vendedoras mujeres, algo característico en este tipo de rubro. Estas mujeres arraigadas a distintas coyunturas familiares, culturales, regionales y religiosas son un motor fundamental y singular de nuestra sociedad.
A pesar de las distinciones de género y el desenlace de las circunstancias culturales, las mujeres del mercado han sido trabajadoras por necesidad o por herencia; separándose de las mujeres que tradicionalmente se ocupaban del hogar. Gracias a estas actividades comerciantes, ellas pueden proveer a sus familias y cumplir a cabalidad con las “labores hogareñas”.
Actualmente, las mujeres del mercado siguen cumpliendo ambos roles y motivadas por un factor común como “la FAMILIA” logran sobrellevar cada una de las circunstancias que enfrentan, aunque no es igual en todos los casos; sin embargo, la familia es la razón principal para el arduo trabajo que realizan, así como el soporte fundamental.
A través de esta obra se quiere proyectar a estas mujeres en un solo retrato e identificarlas como “SANTAS”. Santas en el sentido de separación, apartadas de nuestra realidad cotidiana y que logran entre si una nueva comunidad diversa en cultura, edad y origen, pero de un mismo género y potencia.
Finalmente, en la pintura del retrato realizado, se ha explotado el uso del del pan de oro, plata y bronce; cuyo significado e iluminación abren una nueva ventana al entendimiento. Dichos materiales permiten que el cuadro refleje la luz que lo rodea. Sin embargo, la impresión que el reflejo genera es como iluminación propia; ya que el material potencia cada destello de luz. De esta manera captura al observador generando distintas percepciones lumínicas de acuerdo a la variabilidad del ambiente y la luz que rodea a la obra.