DESARMAR ARTIFICIOS
DRA. PATRICIA TOVAR
Jamás he estado en el desierto; sin embargo, frecuentemente ando en él, lo recorro a veces lentamente, otras tantas me hundo en sus arenas ardientes… pero la sustancia del fuego ha desaparecido y la experiencia es de vacío.
El simulacro es, un desgarre corporal, de la carne. Es un juego de artificios que hay que desarmar. La simulación de la singularidad que lacera, que encarcela. Una voz atrapada en una caja binaria, no se sabe si vive o muere. El mapa del mundo se deshace en el mar del simulacro.
En el exceso, se desbarata la representación, vivimos en el momento en el que los símbolos se ahogan, la reiteración excesiva de su arbitrariedad enferma. Un mal que delira y estremece, que se experimenta y se desvanece. Violencia en repetición. En el desgaste no hay nostalgia de lo real, sino una maleabilidad de las formas, una plasticidad de la imaginación. Supervivencia carnal, integración de la carne a la mirada, experimentación de un cuerpo dúctil.
Desarmar artificios de las supremacías, del androcentrismo, “el dispositivo irónico que verifica la ausencia para Homo de una naturaleza propia, manteniéndolo suspendido entre una naturaleza celeste y una terrena, entre lo animal y lo humano”.[1] Ser en el afuera, re-existir en la relación, rearmar el horizonte y las trayectorias históricas de privilegios. Desarmar el artificio del proyecto biopolítico. Reclamarnos como múltiples: existencias entrelazadas.
La saturación de todas las formas de violencia ha generado ya variados focos de implosión[2]. El mundo, sus cavidades, producen estruendos hacia dentro. Oscuridades que son también grietas que ponen en evidencia las formas de control duales. Intersticios que abren otras posibilidades de comprendernos, de actuar y de sentir. Estas implosiones en red, anulan los binarismos, las supremacías y los centralismos.
Se abren posibilidades expansivas de acciones entretejidas. Innumerables focos de difusión anudados, trenzados en un devenir abierto. Estos focos de difusión diminutos, resuenan, se desbordan como otras maneras de habitar entramados con la tierra, con el agua, en el vaivén del tránsito y de la fluidez. La revolución es inviable, la acción ahora es un continuum de reinvenciones. Actuamos desde esta posibilidad expansiva, la voluntad es un destello, complejidades, miradas otras y descentradas.
[1] Agamben, Giorgio. Lo abierto, 2002, p.34.
[2] Baudrillard, en Cultura y Simulacro, plantea esta idea de focos de implosión, haciendo una alusión a la formación de agujeros negros y la manera como el mundo parece ser abolido en el simulacro, p.95