El objeto: Saberes asociados a la técnica en alfarería con decorado al negativo

por Mónica Itzel Sosa Ruiz

Tazón con decorado al Negativo encontrado en Tingambato,
Museo Regional de Michoacán,2016

La cerámica al negativo es uno de los cuatro tipos decorativos característicos del Occidente de México cuyos vestigios más antiguos se encontraron en el Opeño, Michoacán alrededor del 1,500 a.C. Las piezas encontradas son exclusivamente de uso funerario. La técnica fue “rescatada” por el INAH y  re-enseñada en los setentas, en los talleres de reproducciones prehispánicas. Se propuso el empleo de un elemento que se evaporara al contacto con el calor para descubrir los motivos plasmados en las piezas. No obstante, aún no es clara la técnica empleada ya que diversos autores señalan que las piezas se protegen con cera como en el proceso textil conocido como batik,  técnica en frío, ya que los elementos gráficos se protegen previo al baño en engobe y otros indican que el recubrimiento de los motivos se realiza aplicando otra pasta (distinta a la que conforma la pieza) más blanda y menos plástica, técnica en caliente, ya que la pieza se ahúma dentro del horno y la pasta protectora se remueve para develar  los detalles gráficos.

El INAH convoca a los artesanos de Zinapécuaro, Michoacán a rescatar una técnica que ya estaba en desuso mucho antes de la llegada de los españoles. Entrevistas con artesanos arrojan que la técnica les fue enseñada porque las piezas arqueológicas encontradas en los alrededores la emplean, no obstante las piezas más estudiadas, conocidas y pertenecientes al acervo de algún museo fueron localizadas en entierros en Loma Alta y la región del Malpaís, zonas más cercanas al actual estado de Jalisco. ¿Cómo entra Zinapécuaro en la ecuación?

 

El proceso y su significación

La mezcla del agua, fuego, aire y tierra, usualmente resulta en la vida. El agua fecunda la tierra, el aire y el calor le brindan los elementos necesarios para que dicha vida se desarrolle. Zinapécuaro en sí, es un espacio geográfico con abundante agua, por un lado está el Lago de Cuitzeo y por otro, cuenta con importantes yacimientos termales. Esto nos remite a pensar en la importante relación de éste elemento con la cosmovisión del grupo prehispánico en cuestión. Ello también supone la relevancia de pensar en la proximidad de los vestigios arqueológicos (El Opeño, Querendaro, Loma Alta, Malpaís, entre otros) donde se localiza este tipo de cerámica, en relación con zonas de aguas termales.

Esta inquietud responde a tres nociones principales:

1) Las arcillas con alto contenido de azufre (presentes en los bancos de aguas termales) brotan el color durante la cocción[1] por lo cual pudieran ser el material protector empleado para la elaboración de la técnica al negativo.

2) En el pensamiento P´urhépecha los cuerpos de agua son acceso al Inframundo.

...es posible acceder a él (Ynfierno) por un cerro llamado Tzirate, donde hay un ojo de agua con muchos peces […] Un último aspecto a considerar es la idea de que este Más Allá celeste se encontrara unido al agua terrestre -al tocarse con el mar o con las fuentes de Araró- [2].

3) Existe la presencia de aguas termales en las zonas donde se ha localizado la cerámica con el decorado al negativo.

Quema en Zinapécuaro, hornos similares eran empleados en épocas prehispánicas, Zinapécuaro, Mich. 2014

La primera noción es importante ya que  atiende a una característica técnica del oficio; he mencionado anteriormente que el recubrimiento principal empleado en el decorado al negativo aún es incierto, esto sucede debido a las cualidades del proceso mismo, ya que: 1) si se emplea cera, ésta se evaporará al contacto con el fuego o el calor del horno sin dejar rastro, o bien, 2) si se emplea alguna pasta poco plástica, ésta debe ser desprendida por el artesano posterior a la quema para que el decorado aparezca. De cualquier forma, la aplicación que bloquea el color en dicha área no dejará vestigios materiales sobre el objeto. Desde mi experiencia práctica en la cerámica y dada la calidad de las piezas presentes en el Museo Regional Michoacano y el Museo Nacional de Antropología e Historia, el trabajo en frío utilizando cera es altamente riesgoso debido a que el resultado final depende enteramente de la distribución de calor que se logre con la quema, es decir, si la cera no se evapora de manera uniforme la pieza quedará manchada[3].

Por ello la técnica de cubrir con una pasta poco plástica resulta un proceso práctico y sin riesgo de manchar la pieza. Planteo la utilización de una tierra con alto contenido de azufre debido a sus propiedades térmicas disímiles a las del barro[4], las cuáles la hacen fácilmente desprendible posterior a la quema. Los resultados del trabajo de campo de Vásquez en un taller productor de cerámica al negativo en Zinapécuaro, Michoacán arrojan indicios de que los artesanos han experimentado con azufre para mejorar la técnica[5]. La segunda cuestión atiende a un fenómeno natural que las antiguas civilizaciones, en particular la P´urhépecha, relacionaban con la vida y la muerte.

Tzinapécuaro está al oriente de Tzintzuntzan y en ese punto cardinal eran creadas las nubes por la Diosa madre, Cuerauáperi, por eso las nubes del oriente siempre producen la lluvia. Esta diosa representaba la nube del centro del cielo, la de color azul, y tenía cuatro ayudantes: La Nube Roja del oriente, la Nube Blanca del poniente, la Nube Amarilla del norte y la Nube Negra del Sur. Era una deidad quíntuple que hacía llover en el centro y en las cuatro partes del mundo…[6]

El pasaje anterior nos habla de las aguas termales de Araró, un pueblo muy cercano, morada de la madre de los dioses, entrada al inframundo o lugar de los muertos. Esta dualidad vida-muerte también podemos reconocerla entre la cultura Aymara. Hasn Van den Berg indica que los muertos posibilitan el tránsito de la época de secas a la de lluvias, por ende es necesario alimentarlos durante la fiesta de todos los Santos. Esto muestra la creencia de que los muertos garantizan la llegada de las lluvias y la fertilización de la tierra.[7]

Todas estas cuestiones nos permiten intuir que el material empleado para la elaboración de esta técnica cerámica en particular, adquiría un carácter de piel, envoltorio, cuerpo, y al transfigurarse así, el proceso debe ser entendido como un ritual para la producción de lo sagrado.

Algunas de las representaciones deben ser estimadas no simplemente como tales, sino también, dentro de la cultura mesoamericana, como elementos que guardan esencias y establecen parentesco, establecen en una palabra: co-esencias, con los objetos, con los seres que están representando.[8]

 

MDI. Mónica Itzel Sosa Ruiz

 

[1]  Alberto Díaz de Cossío, comunicación personal, 24 de septiembre de 2016

[2] Roberto Martínez González “Muerte y Destinos Post Mortem entre los Tarascos”, Anales de antropología, Instituto de Investigaciones Históricas, 2013:213,230

[3] Recordemos que antes como ahora, los hornos empleados son sin bóveda, cubiertos por tepalcate o bien por paja u otro material orgánico que permita generar la cavidad que se conoce como hogar y rebota el calor hacia la pieza, o bien, en el caso del material orgánico, cubre la pieza con fuego. Elevar la temperatura uniformemente bajo estas circunstancias hasta alcanzar los 800-900°C depende enteramente de la maestría/”sensibilidad” del artesano para conocer los momento exactos en los cuales requiere elevar la temperatura introduciendo más leña

[4] Llamaremos aquí barro a la mezcla de minerales que resultan en la arcilla plástica para elaborar objetos

[5] Comentarios del maestro artesano José Guadalupe Hernández Cano, uno de los alfareros de Zinapécuaro al cual el INAH re-enseñó la técnica al negativo en Vásquez, 2017:93

[6] Víctor Ortíz ” Algunos antecedentes sobre el uso del color en el México indígena” en Relaciones, no. 48, 1991: 108, cita a Corona Núñez

[7] Hans Van den Berg, “La Tierra no da así no más”, HISBOL-ISET ,1990:73

[8] Alfredo López Austin, “Características generales de la iconografía mesoamericana”, en Conferencia Magistral Características generales de la iconografía mesoamericana. (XIIFLA, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM), 2018

 

Bibliografía

Díaz de Cossío, Alberto, comunicación personal, 24 de septiembre de 2016.

López Austin, Alfredo, “Características generales de la iconografía mesoamericana”. En Características generales de la iconografía mesoamericana. México: XIIFLA, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 2018.

Martínez González,Roberto, “Muerte y Destinos Post Mortem entre los Tarascos”, Anales de antropología 47-I (2013):211-242.

Ortíz, Víctor, “Algunos antecedentes sobre el uso del color en el México indígena”. Relaciones 48 (1991):105-114.

Van den Berg, Hans, La Tierra no da así no más. Países Bajos: HISBOL-ISET, 1990.

Vásquez Grueso, Aldebarán. La cerámica al negativo como marcador de transmisión cultural en El Bajío durante el Epiclásico (600-900 d.C.), La Piedad: Tesis El Colegio de Michoacán, 2007.

 

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