Marina Cerruti.
mcerrutim@gmail.com
“Toda fotografía es un certificado de presencia “, R. Barthes
Prelimiares
El diplomado en Antropología del arte, aparece en el escenario de una experiencia migrante, en medio de un recorrido que comenzaba a marcarse sin destino final. Entre Ecuador, Colombia, Cuba y Argentina transité las lecturas y experiencias desde la reflexividad a solas, muchas veces, por elección.
Durante el transcurso de esta experiencia formativa/productiva transité vivencias marcadas por la otredad, biografías e historias que me fueron interpelando en el cine, la fotografía, el bordado, pero sobre todo en la vida cotidiana. En este recorrido el compartir lo cotidiano fue una condición que acompañó mi proceso artístico como artista y tallerista de fotobordado.
Es por esto que el sentido de mi trabajo toma un giro desde hace un tiempo, bordar fotografías siempre a una distancia de esa experiencia, incluso cuando son de autoría propia, en otros escenarios, con otros sentires, desde la incertidumbre y la incomodidad de quien viaja. Bordar desde una sensibilidad migrante, como propone Salman Rushdie desde la posición intersticial de quien migra.
Desde esta intención mi trabajo propone una reflexión que posibilite el diálogo entre la producción de mi obra en el fotobordado; siendo una conjunción entre dos lenguajes tradicionales, la fotografía y el bordado, que atraviesan la vida cotidiana de muchas sociedades acompañando las historias, las biografías, los escenarios posibles del arte contemporáneo.
El fotobordado como territorio en donde se conjugan dos lenguajes, la representación de la fotografía al bordarla se abre al mundo de la Antropología del arte para evocar el poder de las imágenes, la evidencia estética en la cultura visual como un territorio en constante tránsito. Visualizar la dimensión poética de lo real desde la reflexividad dará herramientas para complejizar la posibilidad de una nueva representación.
El hilo y la aguja son anteriores a la agricultura, la fotografía nace a principios del siglo XIX; ambos modos de hacer, el bordado y la fotografía, tienen entonces un carácter interdisciplinario: atraviesan el arte, el comercio, la identidad, la historia cotidiana y las emociones.
¿es posible incluir en la práctica del arte la intersección de estas tradiciones? ¿una fotografía intervenida por el bordado rompe los modos de percibir la imagen? ¿deja de ser una fotografía para convertirse en un bordado?
El fotobordado como práctica artística
A partir de concebir la práctica del bordado como una práctica estética y artística, me surge la idea de utilizarla para intervenir mi fotografía analógica. El dispositivo tecnológico por el cual llego a imprimir en papel mis imágenes deviene de un proceso corporal y técnico específico, la selección de mi encuadre será el comienzo de un camino en el que será expuesto e intervenido.
Desde la subjetividad de mi experiencia, entiendo el proceso creativo del fotobordado como una intervención manual, y por consiguiente corporal, que incluye una cantidad de dispositivos fotográficos para llegar a la primera fase de la imagen revelada y copiada, y otro tanto del mundo del bordado para intervenir el papel. La necesidad de deambular entre los gestual y lo tecnológico, será entonces por qué me adentro en esta práctica artística.
La aguja en conjunto con el hilo como material atraviesa lo que la fotografía encierra; la historia, la técnica, la luz, el material; haciendo conjunción con la práctica del bordado que trasciende siglos de sistemas para convertirse en un lenguaje del arte contemporáneo. En un momento donde el bordado como práctica hogareña convive en los espacios de educación artística y galerías: el bordado político, los colectivos, los costureros.
Tal como propone Bajtín, el encuentro dialógico genera una mirada creativa. En este sentido, el diálogo entre ambos lenguajes produce el despertar de la conciencia desde la vía de la creatividad participando de un diálogo inconcluso y en constante experimentación.
La mirada posee la búsqueda desplazándose en el campo que explora desde la experiencia de haber transitado esos espacios, quizá alguna vez. Es posible mirar con los pensamientos ahí donde nacerán nuevas imágenes.
La “estética relacional”[i][1]propone que el arte tiene como objetivo reducir en nosotros lo mecánico: apunta a destruir cualquier tipo de acuerdo a priori. De esta manera, nuevas formas de realidad estética suceden a partir de la negociación con el otro en la conjunción de la fotografía y el bordado, sea cual fuese su soporte tecnológico de copiado.
El que mira tiene que trabajar en el espacio del encuadre en el que se representa la imagen; un límite y un formato, coexistiendo en la experiencia de proyectar lo simbólico en lo real en un territorio de experiencias; la obra de arte como objeto parcial.
La alteridad; relación que tiene como eje el dialogismo. Identidad construida y sobre determinada por la alteridad. Identidad como fenómeno de frontera, lo que ocurre en el encuentro entre el papel y el hilo, fundado en el relieve y la perforación de la fotografía: la creación estética.
Experiencia de aprender colectivamente
Como parte de la exploración artística es que me surgió la necesidad de guiar talleres prácticos de bordado sobre fotografía con el fin de trazar algunas reflexiones posibles sobre los archivos personales de los participantes y el encuentro de ambas prácticas. De la misma manera en la que aprendí a bordar, colectivamente, me adentro en el mundo de los costureros como espacios políticos de transferencia de conocimientos.
La transmisión entonces de esta herencia prehistórica, de imaginación y destreza, la utilizo para intervenir fotografías a partir de una serie de procesos de subjetivación que se asientan sobre un conocimiento integral del bordado y en función de la cosmovisión del mundo fotográfico.
En general, el público deviene de dos campos posibles de subrayar, fotógrafas que quieren intervenir su producción o bordadoras que quieren adentrarse en la imagen revelada. Es importante aclarar que en el bordado sobre tela por lo general ofrece un lienzo en blanco como base en la cual se plasmará una imagen a diferencia del bordado sobre fotografía que trae una serie de elementos visuales a priori, en ocasiones traspolando la crisis de la “hoja en blanco” a la “angustia de la imagen resuelta”.
Históricamente ha sido en función de las mujeres, acentuándose la comercialización de mano de obra de estas tareas a partir de la industria textil en el mundo moderno. En los hogares, era símbolo de virtuosismo doméstico que una mujer supiera bordar, reforzando la asociación con el ser femenino. Lo que me interesa destacar aquí es la índole reflexiva que en la actualidad ofrece la práctica del bordado, que es colectiva, revirtiendo esos modos de leer lo íntimo para hacer público lo privado.
Es en esa misma intersección es en donde se ubica la posibilidad de bordar nuestros recuerdos, los propios retratos, las experiencias vividas personalmente o transferidas por otros autores en el papel fotográfico. Descripciones todas del mundo que habitamos, cargadas de significados posibles de volver a transitar y narrar con el hilo.
En Memoria Cero, Tapia se refiere a la “memoria ortopédica” sobre la revisión del álbum familiar como modo de resistencia a la pérdida. El fotobordado permite revisitar el álbum familiar, los significados representados como un ritual mágico mediante la imaginación, lo que en la mente se produce entra en el territorio de la imagen.
La puntada ofrecerá nuevos modos de remendar las biografías personales durante el tiempo reflexivo en que se produce, sobre todo, en los primeros acercamientos a la experiencia.
Es en ese quehacer colectivo en que se trabaja el bordado, ya sea en los procesos de aprendizajes como talleres, en los costureros de investigación o en las obras colaborativas, mientras se suceden nuevas narraciones, algunas verbales y otras sobre bocetos trazados en la hoja de calcar por encima de la foto.
Nuevos relatos, nuevos encuadres
A partir de todas las nuevas ficciones que aparecen en el viajar migrante, nuevos significantes me permiten transformar las formas de concebir el proceso artístico. Mi cuerpo como protagonista en movimiento repetitivo, en un aquí y ahora, vuelve a recorrer esos lugares desde un nuevo escenario que es simultáneamente un nuevo relato, en constante re-escritura visual.
“El tiempo es la reserva visual de los acontecimientos en su exactitud”, Deleuze, La imagen tiempo.
La significación en la imagen. Imagen y narración. La representación del espacio y la del tiempo de la imagen están ampliamente determinadas por el hecho de que esta, la mayoría de las veces, representa un suceso, situado a su vez en el espacio y el tiempo. La imagen representativa es, una imagen narrativa. (Aumont, Jacques, La Imagen).
La duración del relato en la imagen estará dada por el orden de los sucesos representados; en primera instancia tendremos una fotografía transmitiendo tiempo. En segunda instancia, la invención del bordado y su tiempo performativo llevado a cabo por el cuerpo.
El fotobordado trasciende la técnica, construyéndose dentro de procesos intersubjetivos y de identificación. Un nuevo conjunto de prácticas con estéticas y dimensiones de la realidad posibles de doblarse en el tiempo.
Tanto en la fotografía como en el bordado, es posible identificar los estados de percepción, memoria e imaginación que subyacen en la imagen fotográfica. Lo que registré con luz, las huellas del pasado sobre el archivo y el proceso creativo de la imagen intervenida.
La memoria en el momento de la percepción también se hace presente, la posibilidad del encuadre siempre estará en función de lo que decodificamos del mundo, hay una huella en la retina sobre lo que vemos.
La imagen fotografiada como ficción propia de mi experiencia, los paisajes como imagen nostálgica que me retorna a esa vivencia, no como riqueza fotográfica desde la técnica. La técnica como herramienta que media para luego en una instancia de bordado volver a ser utilizada como recurso de irrupción en el encuadre. Puesto todo sobre el acto performativo de bordar, volver a pasar el cuerpo por el mismo lugar, repetir sistemáticamente las mismas puntadas, los mismos caminos.
“Bordar una fotografía es intervenir una historia. Una acción lúdica en la que desarmamos y armamos las escenas que parecían congeladas en papel, dentro de los límites del encuadre.” Texto que acompaña el video
PROCESO. Video completo en https://www.instagram.com/p/B5Tmg8YgFB4/
Entonces, la información visual estará dada por el recorte que se imprime gracias al elemento tecnológico de mi dispositivo, la cámara, en conjunto con el estado de percepción al momento de disparar la toma. La relación entre el ojo ficticio y el conjunto de elementos organizados en la escena dispondrán de un primer encuadre basado en modos de percibir composición según quien mira, en este caso mis modos de volver a componer.
Contemplar un paisaje imponente, cuando la naturaleza trama
La fotografía como bitácora del recuerdo expande múltiples posibilidades de reflexión, análisis y exploración de nuevos significados que junto con el bordado sugieren. Serán entonces dos verdades empíricas que darán nacimiento al nuevo lenguaje: lo que imprimo con la luz en al acto fotográfico y la costura de esa imagen en el acto de bordar.
A modo de cierre: poesía visual
https://www.instagram.com/p/B6T5LFWg1qa/
La palabra es un hilo y el hilo es lenguaje.
Cuerpo no lineal.
Una línea asociándose a otras líneas.
Una palabra al ser escrita juega a ser lineal,
pero palabra e hilo existen en otro plano dimensional.
Formas vibratorias en el espacio y el tiempo.
Actos de unión y separación.
La palabra es silencio y sonido.
El hilo, lleno y vacío
La tejedora ve su fibra como la poeta su palabra.
El hilo siente la mano, como la palabra la lengua.
Estructuras de sentido en el doble sentido
de sentir y significar,
la palabra y el hilo sienten nuestro pasar
Cecilia Vicuña, Word &Thread.
BIBLIOGRAFÍA
Aumont, Jacques. La Imagen, (trad. Antronio López Ruiz), Barcelona, Paidós, 1992.
Bajtín, Mijaíl. Yo también soy. Ediciones Godot, 2015.
Barthes, Roland. La cámara lúcida, 2da ed., (trad. Joaquín Sala-Sanahuja), Barcelona, Paidós 1992.
Blanca, Rosa. El bordado en lo cotidiano y en el arte contemporáneo ¿Práctica emergente o tradicional?, 2014.
Bourriaud, Nicolas, et al. Estética relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2006.
Parker, Rozsika. The Subversive Stitch: Embroidery and the Making of the Feminine. Londres: I. B. Taurisr, 2010.
Tapia, Eunice Miranda. Memoria cero; una mirada fotográfica. Ed. Coordinación de estudios de Posgrado en Artes Visuales de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2008.
[1] Bourriaud, Nicolas. Estética relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2006