Jorge Gómez Rendón
Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Escuela de Antropología
Introducción
La tradición semiótico-lingüística del siglo XX caracterizó la lengua como una estructura fija que funcionaba al modo de un mecanismo de relojería, según unas reglas precisas que permitían describir no sólo su sistema en un momento determinado, sino también su evolución interna. La potencialidad descriptiva de los modelos semiótico-lingüísticos se basa en dos elementos: primero, en su objetificación como cosa susceptible de ser descrita y, sobre todo, de ser analizada; y segundo, en la predictibilidad de la lengua como sistema de relaciones y reglas. El hecho de que el modelo de signo más difundido en el siglo XX fuera el de la semiótica lingüística, con su realidad bipartita de significante y significado, en la cual estaba ausente el referente, omitiéndose con ello la relación sustancial y dinámica de la semiosis con el mundo, tuvo como consecuencia la automatización de los modelos lingüísticos, que concebían la lengua como sistema autónomo, es decir, cerrado y estable.