Huella interna

por Suehelen Durón Bardales

Suehelen Durón Bardales

Exploración e intercambio.

El viaje de exploración visual comienza desde la capacidad de interpretar el propio campo de la mirada. A diario nos encontraremos con una realidad que pareciera estar lejos de una composición absoluta ¿Cuál es la perspectiva? Siendo esto calificado como algo misterioso que  puede haber en la expresión, aparece naturalmente por doquier y encuentra situaciones que cada persona codificará de manera diferente. Por ejemplo: La ruta camino al trabajo, cuando se viaja en transporte público después de un día cargado, en ocasiones se hacen siestas, y nuestro cerebro está programado para mandar la orden a todo nuestro cuerpo y así despertar a tiempo y salir del vehículo de forma exitosa. Por otro lado, están los que no duermen y van guardando registro de lo que ven a diario, otros llevan la apreciación del registro visual en peculiares  formas de transportarse como en Bus, bicicleta, taxi e incluso, hasta caminando, creando escenarios a diario.

Hay un mundo lleno de recuerdos y personas encapsuladas en ellos. Nos encontramos en un juego con reglas sempiternas, no podemos salir de este mundo, no sabemos cómo inicia o decidir cuándo termina. Existe un dibujo de Escher  en donde se observa como cada mano se dibuja mutuamente, vinculando explícitamente el acto de sus condiciones en la creación de cada una, siendo esto una experiencia cotidiana por el hecho de poder ver la figura formada y distinguirla de su fondo inicial. Desde la antigüedad se le ha llamado estas a acciones mencionadas como autonomía, ya que desde los primeros registros de vida del hombre, logró adaptarse a lo natural y confeccionar aparatos que ayudaron en su evolución.

Estesis.

El cuerpo juega un papel fundamental en el dominio de la presencia y ausencia; siendo éste la pieza principal, permite el acercamiento sensible hacia los objetos y el entorno, organizando entre el tiempo y el espacio determinado de las huellas que nos dirigen a la figura de lo presente y ausente.

Lo que percibimos es el espacio viviente, con la línea continua guía del campo de la presencialidad desde afuera. Jacques Fontanille, menciona que el tiempo es igual a la profundidad en la que vivimos retrocediendo al pasado, estos son reemplazados por los anhelos y la espera; trasladándose dentro del campo visual del tiempo reestructurando las retenciones, poniendo en marcha el aquí y el ahora.

La profundidad está contenida con lo posible y vinculado, la revalorización de los recuerdos y el futuro presente. La propuesta de Fontanille, son los flujos en la elaboración del recuerdo y la elaboración del porvenir son aspectos que se pueden debatir y apreciar por su forma natural en la que aporta los cuatro estados pasionales. La presencia total, representada a través del afecto, ausencia reminiscencia, ausencia de la presencia y ausencia total. Abarcando el enfrentamiento de la profundidad del tiempo, esto quiere decir que el ser humano debe hacer frente al campo de la ausencia, sensorial, tiempo e identidad, comprendiendo que estamos un flujo viviente que va ocurriendo y en efecto compartiendo con otros.

El acto de mirar.

Cuando somos niños vemos cosas y las interpretamos diferente a un adulto. Encontrando soluciones al día que se vive. Es encantador ver el desarrollo del humano como de lo simple puede obtener felicidad, como cuando apreciamos el cielo en sus diferentes facetas y memorizamos los días en los que se vistió de azul o de dorado en las horas en que las aves engalanan las cúpulas de la iglesia donde reposa el sol ubicado en el centro de la infraestructura recordándonos que sol ilumina para buenos y malos, la iglesia también está para aliviar los dolores y penas de todos. Apreciando un paisaje armonizado de las charlas y risas de las personas que en diferentes horarios se sientan en la plaza. Las imágenes encontradas van desde trabajos remunerados según el coste de vida del país hasta trabajos donde la figura queda expuesta al peligro y agresión sexual, batallas internas para soportar la realidad. Gracias al lenguaje podemos apreciar imágenes, pero no nos convierte en expertos para imponer permanencia a la figura. Es un error establecer pautas de interpretación quitando peldaños que conducen a la creación, es muy importante fomentar la independencia visual desde la etapa temprana para que pueda tener su propia perspectiva del ambiente donde se mueve y respetar los diferentes puntos de vista que se encontrará.

 La constante en el país  es el miedo, resulta que crecimos en una sociedad violenta en donde los medios políticos solo se acercan a las comunidades vulnerables, para ganar votos y no cumplen lo prometido, bajando presupuestos para la Cultura, Educación, Artes y Salud. Quedando expuestos, vulnerables, actuamos con agresividad cuando nuestro espacio o imagen se ve invadida, es por eso que encontrar una sonrisa en medio del caos de Tegucigalpa fue lluvia en mayo.

Lo que nos determina es el valor de conocer, imaginar, crear nombrar y percibir. Desarrollar la autonomía humana como un ser que ya tiene coronado el mundo en su pupila, en su piel y en su oído; dispuesto a invitar al mundo a conocer su interior, al hablar de la imagen es abrir una puerta al recorrido sin límite, los humanos cuando no se limitan son imparables y cuando se unen hacen la fuerza. El acto de ver representa todo el valor que tenemos en quedarnos con aquello que vivimos no por influencia sino porque en nuestra memoria quisimos conservarla en la versatilidad del pensamiento, aunque el miedo los limita a quedarnos solo con aquello que es moldeado y aceptado por la sociedad, es cambiar la forma de ver para sentir, solo hasta entonces podemos ser llamados inigualables.

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