Arar o mar

por Lidia Luna
Mural de Xurxo Romero (julio 2021)

Lidia Luna

 

A Illa de Arousa es una isla unida al continente por un puente de casi 2 kilómetros; un municipio ubicado en la ría de Arousa, en el océano Atlántico. Pertenece a la provincia de Pontevedra en Galicia, al noroeste del estado español. En la actualidad hay 200 personas con permiso para mariscar, de las cuales 198 son mujeres: las mariscadoras.

Arar o mar es un proyecto en tres tiempos para escuchar dos historias: la que cuenta el territorio de A Illa de Arousa y la que contarán las mariscadoras. El punto de partida para ambas es mi propia cartografía poética en una serie de caminatas en las que se entrelazan el diálogo entre la memoria y el presente, el mar y la tierra.

Las preguntas y las respuestas surgen en cada recorrido, no se formulan de antemano. El único propósito que llevo conmigo al inicio de este trabajo es el de abrir un espacio para que las mujeres que aran el mar puedan contar su propia historia: que sean ellas las que hablen a través de la imagen, la narración, el sonido o el tacto.

Arar el mar es una expresión que a veces se usa para nombrar una tarea yerma, vacía de sentido. En este caso, sin embargo, utilizo la expresión para reflejar la interdependencia entre el mar y la tierra con los cuerpos de las mujeres en una labor mediada por la luna y las mareas, que cuida el entorno y necesita de él para subsistir.  El marisqueo es la recogida del marisco, pero también su siembra y el mantenimiento y vigilancia del territorio.

Mural de Xurxo Romero (julio 2021)

Mural de Xurxo Romero (julio 2021)

En estas líneas presento algunos fragmentos del proyecto que en su versión completa incluye imagen, texto, audio y vídeo. Esta es una de las muchas miradas posibles; la que surge en un momento concreto del año y de mi historia y finaliza en otro completamente distinto. La documentación poética está hecha de retales, impresiones sobre y desde lo cotidiano que se entrelazan con fragmentos de otros textos. El resultado final, la cartografía poética, busca ser un espejo y un lienzo: para mí, para las mariscadoras; para quienes leen y sienten desde fuera. Implica estar a la escucha, estar presente; ser territorio en y desde el que abrazar, acoger, cuidar, el cuerpo-territorio.

En un segundo tiempo presentaré este trabajo a las mariscadoras, mostrándoles las impresiones y registros que he ido recogiendo a lo largo de once meses; abriendo así un espacio de diálogo mediante encuentros presenciales y online, a partir del que ellas crearán su propia cartografía poética.

Por último, se ordenarán todos los materiales en una exposición física o virtual con una metodología participativa y colaborativa, entremezclando mis materiales con los suyos; escuchando qué surge de este último proceso y del resultado final para generar, así, las conclusiones del proyecto. El deseo y el propósito es que, una vez concluido el proceso completo, pueda dialogar con otros trabajos afines, ampliándose y replicándose en otros territorios.

 

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“Documentar poéticamente, acercarse con la mirada a un contexto, a un proceso.

Comprender, desde la sensibilidad y la intuición,

la manera como las cosas aparecen, se hacen visibles, se imaginan.”

Patricia Tovar

 

El mar

Vivo en una isla. Sé dónde está el norte, por dónde sale el sol, de dónde viene el viento. En qué mes marchan los pájaros, el día exacto en que regresan. Conozco la tierra, aprendo las mareas, tarareo canciones de aquí mientras camino. Cuando la luna está llena y el cielo sin nubes, dejo la persiana subida para dormir con ella. Siento cerca de mí a quienes lo están; si escuchas mi voz, aunque nos separe la distancia, es porque te llevo conmigo mientras paseo.

Lidia Luna, octubre 2021

 

 

Manifiesto de la cosecha honorable

Del libro Una trenza de hierba sagrada, Robin Walkimmerer

  1. Conoce las costumbres y necesidades de quienes cuidan de ti, para poder cuidar tú de ellos.
  2. Preséntate. Que te conozcan como aquel o aquella que viene a buscar la vida.
  3. Pide permiso antes de tomar nada. Acata la respuesta.
  4. Nunca te lleves el primero. Nunca te lleves el último.
  5. Toma solo lo que necesites.
  6. Toma solo aquello que se te ofrece.
  7. Nunca tomes más de la mitad. Deja algo para los demás.
  8. Cosecha de manera que el daño sea el menor posible.
  9. Utilízalo de forma respetuosa. Nunca desperdicies lo que has tomado.
  10. Comparte
  11. Da las gracias por aquello que se te ha dado.
  12. Haz un obsequio para corresponder a lo que has tomado.
  13. Sé sostén de aquellos que te sostienen y la tierra durará para siempre.

 

Caminar

El paisaje se convierte en territorio.

Pertenezco, me sintonizo: habito.

No poseo: cuido.

 

La memoria

Soy una mujer que escribe.

Traigo conmigo la memoria: de los campos de trigo, las llanuras abiertas, los milanos y un horizonte interminable; caminos que podrían llevarte a cualquier parte, atravesar el mundo.

Las personas queridas que fueron antes que yo; las mujeres que fueron antes que yo.

Traigo las manos llenas de cuentos, el corazón lleno de cuentos.

Traigo tantos recuerdos, tantas heridas, tanto amor y tanto cuidado, que no sé por dónde empezar; pero abro un cuaderno y convoco, empiezo. Entre el mar y la tierra; mi corazón entre el mar y la tierra.

Lidia Luna, octubre 2021

 

Conversaciones

Seguir el hilo, deshilvanar la trama, entretejer. Abrir un espacio para la escucha y desde ella, para el diálogo. Alimentar, cuidar, emerger, sostener. Palabras proceso; palabras que hace(n) tiempo. Tramas, entramados, trazos, trazados:

  • Entre lo que está fuera y lo que está dentro de la isla
  • Entre el turismo y las personas que habitamos; entre el turismo y las mariscadoras.
  • ¿Hablamos con el mar? ¿Hablamos con el paisaje? ¿con nosotras, entre nosotros?
  • Entre la que llega y quienes ya están
  • Con quienes fueron antes
  • ¿Qué espacios perdimos, cuáles permanecen? Para el encuentro y la presencia, para reconocer al otro, a la otra. Fiestas, rituales, comunidades.

El propósito de este trabajo es entretejer, entramar; abrir un diálogo.

Amar

Podemos, en efecto, habitar lo que vivimos, dejar que eso que vivimos nos afecte y nos pase por el cuerpo, asumiendo que estamos hechos de la misma materia que compone las situaciones que atravesamos. O podemos gobernar la vida estableciendo una distancia de control para manejar lo que pasa, imponiendo una voluntad previa a la trama de vínculos que se crea en cada momento.

Amador Fernández Savater

 

Habitar el cuerpo-territorio

La guerra defensiva es la fuerza de los débiles, de los que no tienen ejército, ni dinero, ni siquiera armas. Es una guerra que pasa por ser uno con el territorio y con las formas de vida que se defienden, por un proceso de rematerialización radical de la vida que la arraiga a un terreno concreto. La fuerza de la guerra ofensiva es la abstracción, que facilita nuestro manejo. La fuerza de la guerra defensiva es la materialidad de la vida. Robin Hood no se esconde en el bosque: es el bosque mismo, como su propio nombre indica. Lawrence de Arabia y sus tribus árabes en lucha contra los turcos no se esconden en el desierto: son el desierto y las formas de vida nómadas que pueblan el desierto. Los débiles solo pueden ganar si son esa trama de vínculos con el territorio y las formas de vida que se intentan saquear desde el exterior.

Amador Fernández-Savater

 

La relación entre mariscar y la luna; mariscar es, también, retirar el lodo que asfixia. Mariscar es cuidar el mar; estar expuestas. Los cuerpos de las mariscadoras, las casas de las mariscadoras (¿cuánto espacio necesitan para los aperos?), las charlas de las mariscadoras: sus temores, sus deseos. Su cotidiano: los sonidos. Las prácticas que se han perdido, las prácticas que conservan, las que les gustaría recuperar. La música. La lengua.

 

El clima está cambiando

  • ¿Cuánto tiempo seguirá aquí esta isla?
  • ¿Cuánto tiempo seguiré caminando sobre ella?
  • ¿La disfrutarán mis sobrinos como yo?
  • ¿Dónde irán los cuervos que habitan las playas en invierno?
  • ¿Dónde irá la memoria de los caminos, de quienes los recorremos?
  • ¿Qué verán aquí otras personas, desde el mar, dentro de 100 años?

 

Camino cada día; si no camino, no respiro. No me importa que el camino sea siempre el mismo porque es ese camino el que me mantiene con vida, con alma, con amor. Aprender a vivir es aprender a amar: amarse una, amar el entorno, amar a otras y otros: con generosidad, sin juicios, con autocuidado; escuchando y escuchándome. Amar es bailar con la vida, el entorno, otras personas; amar es escuchar, cuidar es acompasar.

A veces he visto la Illa de Arousa desde fuera; a veces, al hacerlo, me he visto desde fuera. A veces ella me ha visto a mí; me ha mostrado algo que hasta ese momento yo no sabía mirar.

(Continuará)

 

Imagen de portada: As mariscadoras, Xurxo Romero. Resto de texto e imágenes: sus respectivas autoras y autores cuando se mencionan. En caso contrario, Lidia Luna contacto@narrativasyotraslunas.com

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